Rota, CGT reedita clásico: Moyano marcha 22-F y "gordos" negocian

Rota, CGT reedita clásico: Moyano marcha 22-F y

CON AUSENCIAS NOTABLES, LA CÚPULA DE LA CENTRAL VOTÓ A FAVOR DE IR A LA PROTESTA - Mientras el camionero y Barrionuevo se hacían validar ayer la movilización gracias a sus aliados en el Consejo Directivo, Triaca y Quintana reorganizaban la agenda con dirigentes dialoguistas.

 

La división de la CGT entre opositores y dialoguistas quedó ayer finalmente expuesta. Mientras Hugo Moyano y Luis Barrionuevo consiguieron un aval formal de la cúpula para la marcha de protesta convocada para el 22 de febrero, los sectores no resueltos a confrontar con Mauricio Macri mantuvieron encuentros reservados con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el vicejefe de Gabinete Mario Quintana. Con ese escenario quedó definida una estrategia oficial de aislar a los disidentes y asediarlos con investigaciones, y proteger a los dialoguistas, con el objetivo inmediato de contener las negociaciones salariales. 

Para el sindicalismo peronista la fractura visibilizada ayer puso más distancia en un proceso de eventual reagrupamiento interno que debía desembocar en un reemplazo del actual triunvirato de líderes por un secretario general a solas. Ese traspié representa un dato alentador para el Ejecutivo y oxígeno para Triaca. Es que en la Casa Rosada minimizan la movilización del 22, por ahora pautada en la avenida 9 de Julio, por entender que será el mojón que terminará de exhibir a la luz pública a los gremialistas inquietos por las causas judiciales en su contra, y que la imagen del oficialismo podrá imponerse a una eventual multitud en las calles ese día. 

El movimiento más ampuloso de ayer fue la reunión del Consejo Directivo de la CGT. Allí Moyano y Barrionuevo hicieron validar mediante sus aliados un apoyo formal a la protesta que, así, dejará de ser de Camioneros para transformarse en un acto del sindicalismo disidente. El órgano de conducción de la central sesionó sin sorpresas: sólo participaron dirigentes de ambas corrientes y se ausentaron todos los representantes de los "gordos" de los grandes gremios de servicios, los "independientes" cercanos al oficialismo, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y los dirigentes de las principales organizaciones del transporte, entre otros. 

El mayor logro fue la concurrencia de dos de los integrantes del triunvirato, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, en un remedo de la cumbre montada por Barrionuevo semanas atrás en Mar del Plata. Aquella reunión había alumbrado un documento crítico hacia la gestión del Gobierno contra las reformas previsional y laboral, el tope en paritarias y las maniobras perjudiciales hacia gremios no oficialistas- y que le reclamaba a la CGT acciones contra el Gobierno. Ayer el Consejo Directivo pese a las lagunas- refrendó ambas líneas e hizo propio el acto. Para entonces Pablo Moyano, hijo mayor y lugarteniente de Hugo en Camioneros, se había garantizado el acompañamiento de la CTA de Hugo Yasky, así como el de organizaciones sociales. 

La participación en el encuentro en Azopardo 802 fue, sin embargo, módica. Apenas se destacó la presencia de Víctor Santa María, el líder de los encargados de edificios, otro de los dirigentes asediados por investigaciones judiciales y gubernamentales. Además, ayer mismo este diario había dado a conocer una resolución de Trabajo que incorporaba una nueva cámara patronal a su paritaria, lo que anticipa un desbalanceo a las negociaciones que en general le son favorables a Santa María. Otra presencia de peso fue la del municipal Amadeo Genta. El resto fue, básicamente, tropa propia de Moyano y Barrionuevo. 

Los ausentes ya habían tenido su propia reunión cumbre este martes. Una cena en el gremio de Sanidad tuvo como invitados estelares a Triaca y a Quintana. Los recibieron los dueños de casa, Héctor Daer (triunviro de CGT por los "gordos") y Carlos West Ocampo, junto a Armando Cavalieri (Comercio), Andrés Rodríguez (estatales, UPCN) y Roberto Fernández (colectiveros, UTA). Allí los funcionarios se garantizaron por un lado que ninguno de los comensales iría al día siguiente al Consejo Directivo armado por Moyano. Y ambas partes se comprometieron a sostener el diálogo a ultranza. Así Triaca pudo transmitirle a Macri que en la cumbre de ayer sólo se sentarían los que ya tenían resuelto ir a la confrontación con el Gobierno. 

El ministro de Trabajo completó ayer su labor diplomática. Recibió en la cartera laboral a una delegación de las 62 Organizaciones, el sello que todavía funge como el más oficialista en la galaxia del sindicalismo tradicional. Estuvieron Ramón Ayala y Pablo Ansaloni (rurales, Uatre), José Ibarra (conductores de taxis), José Miguel García (estacioneros del interior), Juan Carlos Murgo (caucho), Domingo Petrecca (sepultureros) y Guillermo Mangone, hijo y heredero de Oscar Mangone en el gremio del gas. Fue apenas un saludo protocolar del que participaron el vice de Trabajo, Horacio Pitrau, y el jefe de Gabinete de esa cartera, Ernesto Leguizamón, pero suficiente para brindarle su apoyo al ministro tras el escándalo con su exempleada Sandra Heredia. De esa reunión surgió un dato inquietante sobre la marcha de los disidentes: coincidirá con un nuevo aniversario de la tragedia de Once.

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