Tras reunificación la CGT define "comité arbitral", clave para el equilibrio

Tras reunificación la CGT define

El tribunal que interviene en los conflictos entre sindicatos por la representación está pendiente de una nueva composición.

Por: Mariano Martín.

La reunificación de la CGT dejó entre sus varios saldos un pendiente: la constitución de la Comisión Arbitral, una suerte de tribunal interno que decide sobre los conflictos intersindicales. Se trata de un órgano poco conocido pero de relevancia clave para el funcionamiento habitual de la central obrera, pero más que nunca ahora que volvió a su seno el sector de Hugo Moyano, tal vez el dirigente que más tensiones generó con disputas por encuadramientos con otros gremios en la historia contemporánea.

La institución deberá conformarse en una próxima reunión el Comité Central Confederal (CCC), tal como establece el estatuto de la CGT. Es que el Congreso de renovación de autoridades del 11 de noviembre nombró, por lista única, un nuevo triunvirato integrado por Héctor Daer, Pablo Moyano y Carlos Acuña, y la composición de un Consejo Directivo que elevó de 25 a 35 el número de secretarías con la salvedad de que cada una de ellas deberá estar integrada por una mujer y un hombre del gremio designado para ocuparla.

También quedó resuelto que continuará al frente de “la Arbitral” el dirigente Carlos Sueiro, del gremio del personal de Aduana. Sueiro integra el grupo de los denominados “independientes” de buen diálogo con todos los gobiernos (junto a Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez y José Luis Lingeri) pero debajo suyo persiste la incertidumbre respecto de los otros cargos para la actual gestión. El comité funciona con dictámenes que resuelven el secretario general con el voto de los cuatro vocales y que suelen ser respetados a rajatabla por la Justicia laboral y el Ministerio de Trabajo.

El espacio no tiene mayor participación en otros ámbitos de la vida interna de la CGT (reuniones de Consejo Directivo) pero sus resoluciones son determinantes para dirimir pulseadas entre dos sindicatos por la representación de un mismo colectivo de trabajadores. Durante el primer kirchnerismo fue determinante para que no se agravara la cinchada entre Moyano y Armando Cavalieri (Comercio) por los trabajadores de logística de las grandes unidades mercantiles, desde supermercados hasta cadenas de electrodomésticos. Otra de las pujas con mayor historia en el sindicalismo argentino en las que debió interceder el comité fueron las de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y el sindicato de mecánicos (Smata).

La futura composición deberá debutar con un conflicto que tiene entre sus protagonistas, una vez más, a Camioneros. En este caso contra el sindicato de Carga y Descarga respecto de la afiliación de los trabajadores de los centros de distribución del “unicornio” del comercio electrónico Mercado Libre. La disputa es sensible porque rememora otros tironeos de Moyano contra Cavalieri, siempre con el argumento de que las condiciones de los choferes son más beneficioso, y porque la CGT previo a su reunificación le dio respaldo político a Carga y Descarga. Daniel Vila, de ese gremio pequeño y sin mayor participación en la vida interna de la CGT (excepto porque integra, justamente, el Comité Arbitral) había firmado un convenio colectivo con la empresa de Marcos Galperin que establecía mecanismos en extremo flexibles de horarios laborales, goce de vacaciones y licencias y otros puntos.

Expansión

Más allá de Sueiro detrás del Comité Arbitral se erige con fuerza la figura del gastronómico Luis Barrionuevo, que incide de forma directa sobre Vila el gremio de perfumistas. Para un gremialista con el afán expansionista intacto como Moyano no será lo mismo contar con un Comité Arbitral en principio hostil (sólo tiene buen vínculo en el tribunal con el gremio de trabajadores de universidades nacionales, Fatun) que con una composición más dispuesta a escuchar sus demandas.

El camionero supo tener de su lado ese órgano de la CGT durante todo su liderazgo desde 2004 (ese año, bajo un triunvirato junto a Susana Rueda y José Luis Lingeri) hasta 2012, cuando la central se rompió en línea con la fractura que protagonizó el dirigente con Cristina de Kirchner. Quien ejercía esa labor era Oscar Mangone (personal de la industria del gas), histórico diplomático del sindicalismo que leyó en la circunstancial alianza de Moyano con el kirchnerismo una razón valedera para que soliera asistirle la razón en sus pujas intersindicales.

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