Sindicalismo jurásico y retrogrado

Sindicalismo jurásico y retrogrado

La última reunión de la CGT en la que se decidió convocar a un paro general para el 24 de enero, luego de haber estado en silencio durante los 4 años pasados de gobierno Kirchnerista, cuando la inflaciónn trepó al 140%, la pobreza escaló al 40% y la pobreza infantil llegó al 60%.

Por Jorge Reinoso Rivera.

Después de cuatro años de estar callados o "durmiendo la siesta'', parece que la CGT peronista se despierta a solo veinte días de asumir el nuevo gobierno. Lo cierto es que el sindicalismo argentino lo único que defiende son sus propios privilegios y subsistencia, ya precaria, porque que solo el 20% de la masa formal asalariada está afiliada a los diferentes gremios del país.

La consultora Giacobbe & Asociados realizó, hace un tiempo atrás, una encuesta de opinión sobre el sindicalismo argentino. En ella, deja mal parado a los representantes de los trabajadores. Ante la pregunta de que los encuestados definieran con una sola palabra al sindicalismo en nuestro país, los resultados son por demás alarmantes y contundentes. Predomina la palabra "Corrupción'', y con un poco menos de respuestas le siguen ; "Mafia''; "Traidores''; "Oportunistas''; y con menos respuestas; "Vendidos'' 

Al momento de preguntar por el sindicalista más conocido en la Provincia de Buenos Aires, el representante de los docentes de Suteba, Roberto Baradel, las respuestas son variadas y van desde "Luchador'', y también aparece "Impresentable''. Luego las respuestas fueron "Corrupto''; "Oportunista''. Quizás la encuesta de opinión que más clara y contundente a las imágenes positivas y negativas del sindicalismo en Argentina. 

Todo esta calificiones impulsa a los encuestados a definir que el 81,6% de la imagen que tienen del gremialismo es negativa, contra un escaso 3,4% de positiva y un 14,1% de regular.

Una de las grandes demandas de los votantes, que tiene este nuevo gobierno que encabeza el Dr Javier Milei, es terminar definitivamente con esta verdadera "casta'' sindical, que tiene una posición partidaria, cosa que no debería ser, y dar paso a un verdadero sindicalismo moderno.

Falta de renovación

Hay dirigentes que llevan décadas al frente de sus gremios. Esa falta de renovación es lo que los transforma en verdaderos "Reyes'' de sus sindicatos, convirtiéndose en la gran mayoría de los casos en manipuladores absolutos de los ingresos económicos de los afiliados y aprovechándose de esa situación, se enriquecen económicamente con empresas creadas por ellos mismos para abastecer de insumos a los gremios o realizar prestaciones de algún tipo, y con todo desparpajo ostentan abiertamente bienestar, viviendo en lujosas casas, automóviles de alta gama y manteniendo en sus sindicatos a verdaderas "pesadas'' que muchas veces son los encargados de realizar cortes de ruta, calles, producir graves disturbios, amenazas a empresarios y al trabajador.

La ausencia de alternancia en los mandatos, producto de elecciones muchas veces cuestionadas en la práctica, impiden la renovación de los liderazgos. Generalmente, la permanencia de la dirigencia gremial argentina se explica por su cercanía al poder de turno, por lo general gobiernos peronistas, ya que el sindicalismo argentino es peronista, o por su combatividad a gobiernos no peronistas. Por otro lado, hay dirigentes que pueden mantenerse en su puesto porque son favorecidos por una legislación que no prohíbe la perpetuidad en los cargos, desalentando así la conformación de listas opositoras en las elecciones sindicales, conocido como "el imperio de la lista única''.

Lo que hoy realmente plantea la CGT, es la supervivencia de sus propios "dirigentes'' que se ven amenazados por una reforma laboral y gremial muy necesaria para la Argentina y sus verdaderos trabajadores.

Los más antiguos

Entre los sindicalistas que más tiempo llevan como Secretarios Generales de sus gremios podemos señalar a Luis Barrionuevo, 37 años al frente de la Unión de Trabajadores Gastronómicos de la Argentina (Asumió en 1985); Rodolfo Daer, líder del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación (STIA), lleva 38 años al frente de uno de los principales sindicatos industriales del país; Armando Cavalieri, 37 años como secretario general del gremio de Comercio. Es uno de los sindicalistas con más cintura política y capacidad de negociación. Es parte del sector sindical más dialoguista, contrario a medidas extremas. José Luis Lingeri, titular del sindicato de Obras Sanitarias del Gran Buenos Aires, también acumula 37 años en la cúpula de su gremio, ingresó en 1985 como secretario general y supo mantenerse tras la privatización y posterior reestatización de la actual AYSA; Hugo Moyano lleva 36 años como secretario general de Camioneros y está al frente de la Federación Nacional del sector; Gerardo Martínez, secretario general de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), lleva 33 años; Andrés Rodríguez fue elegido en la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) como secretario general en 1990 y lleva 33 años en el cargo; Julio Piumato, 33 años como secretario general de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación y usó el sindicato para ser diputado nacional.

Una de las grandes demandas de los votantes, que tiene este nuevo gobierno que encabeza el Dr Javier Milei, es terminar definitivamente con esta verdadera "casta'' sindical, que tienen una posición partidaria, cosa que no debería ser, y dar paso a un verdadero sindicalismo moderno, acorde a los tiempos que vivimos y con capacidad para acompañar los intereses de la Nación, primero, de sus agremiados después, y por último los dirigentes. "Primero la patria, después los hombres'' como decía el líder de esas agrupaciones. 

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