La negociación está abierta, pero peligra el inicio de las clases en la provincia

La negociación está abierta, pero peligra el inicio de las clases en la provincia

Los gremios bonaerenses evalúan no comenzar el ciclo lectivo el 6 de marzo en reclamo de una paritaria nacional

 

El gobierno y los sindicatos de la provincia de Buenos Aires volverán a negociar un acuerdo paritario la semana próxima bajo la sombra de un paro en el inicio del ciclo lectivo previsto para el 6 de marzo.

De hecho, para el martes próximo ya hay una huelga nacional convocada por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el gremio que agrupa a los porteros y auxiliares docentes que el año pasado se movió en total sintonía con el Frente de Unidad Docente.

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Ese día, los gremios que abren y limpian las escuelas se plantarán para hacer oír su reclamo de mejoras salariales.

El 28 de febrero tendrá su congreso la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera). La central nacional que contiene al Suteba, el gremio provincial más fuerte, posiblemente llame a un paro general en el inicio de clases para pedir que se convoque la paritaria nacional docente. El Suteba es el gremio más numeroso de los cinco que integran el Frente de Unidad Docente. No solo adhirió el año pasado a los paros de Ctera, sino que también hizo lo imposible por sumar al frente a todos los paros que convocó la CTA que lidera Hugo Yasky y que entre los docentes lidera la dirigente Sonia Alesso.

Este año, los cinco miembros del Frente de Unidad Docente (Suteba, FEB, AMET, Sadop y Udocba) ya responsabilizaron a la gobernadora María Eugenia Vidal si finalmente el 6 de marzo hay paro y se retrasa el inicio de clases. Es decir, ya la culparon por un paro aún no declarado.

Pese a las advertencias, el frente cruje en su interior. La unidad declamada comenzó a resquebrajarse anteayer cuando Miguel Díaz, secretario general de la Udocba, insultó a viva voz al director general de Cultura y Educación bonaerense, Gabriel Sanchez Zinny.

Díaz se quedó solo con los insultos. Sus pares no alzaron la voz y se diferenciaron del modo en que el dirigente buscó protagonismo al grabar la discusión para transmitirla en vivo por las redes sociales.

El año pasado el frente perdió un integrante, la Unión de Docentes Argentinos (UDA), que ya no se mueve en tándem con el resto de los gremios docentes. Sin embargo, se reunirá el lunes y ya avisó que "no descarta medidas de fuerza".

Este año la fractura no quedó expuesta aún. Pero Roberto Baradel (Suteba) y Mirta Petrocini (FEB) no se plegaron a los insultos de Díaz dentro ni fuera del recinto del Ministerio de Economía.

La transmisión en vivo de esa discusión y de los exabruptos debilita al Frente de Unidad Docente, que el año pasado hizo un esfuerzo por mostrarse compacto en la lucha con otros sectores como ATE.

Presión

El año electoral marca la premura del gobierno de Vidal por cerrar un acuerdo salarial que permita bajar el nivel de conflictividad. En ese esquema, la cláusula gatillo que Vidal ofreció el miércoles no es casual. Ajuste por inflación es la fórmula más reclamada por los sindicatos docentes.

"Vamos a analizar la pérdida de poder adquisitivo de los docentes en 2018", concedió Sánchez Zinny en un intento por conciliar con los maestros antes del inicio de clases.

Es que los docentes no solo exigen una actualización automática por inflación en 2019. También reclaman la reparación de 16 puntos perdidos respecto de la inflación de 2018. Ese es hoy el punto que empantana la negociación.

El gobierno debe atender otros frentes: una vez concedida la cláusula gatillo a los 270.000 docentes convalidará a otros 270.000 trabajadores estatales a ir al paro para conseguir el mismo privilegio.

Entre ellos a los estatales, que ya anunciaron un paro para el 26 de febrero. ATE es un gremio minoritario: tiene apenas 1000 afiliados sobre un total de más de 270.000 docentes. Pero integra la paritaria de los maestros desde 2017. Y ante el resquebrajamiento del Frente de Unidad, los socios buscan ampliar su base de sustentación para la lucha en las calles.

El gobierno de Vidal, en tanto, busca evitar un paro. O al menos lograr la simpatía de los 270.000 maestros, más allá de la decisión que tomen los líderes sindicales. Un dato resultó alentador en La Plata: en el Facebook de la Udocba, cientos de maestros dijeron no sentirse representados por los insultos de Díaz.

La discusión hoy no se da solo por la paritaria. Es más amplia y tiene como corolario la elección de octubre.

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