La CGT se mostrará unida en San Cayetano, pero crece la grieta por su elección

La CGT se mostrará unida en San Cayetano, pero crece la grieta por su elección

En noviembre se elige la nueva conducción y hay dos bloques. Los dialoguistas suman más congresales pero menos sindicatos y carecen de candidato. Abel Furlán busca dar el batacazo.

Por: Alfonso de Villalobos.

A diferencia de la marcha en defensa del Garrahan, del 17 de julio, o la convocada por el colectivo LGTBI+, del 1 de febrero, la mesa chica de la CGT resolvió participar en la marcha por San Cayetano el próximo 7 de agosto.

La movilización irá desde la iglesia del “patrono del trabajo”, en Liniers, hasta Plaza de Mayo. La CGT acompañará la acción que, año tras año, llevan adelante las organizaciones sociales agrupadas en la UTEP. En 2024, cuando anunció la ruptura del diálogo con el gobierno, la CGT hizo uso de esa fecha para retomar la presencia callejera.

Referentes de la mesa chica cegetista confirmaron a Tiempo que participarán todos los miembros del triunvirato y que apostarán a una presencia masiva de los sindicatos que responden a la conducción.

¿Unidad?

La decisión reunificará al conjunto de los gremios que participan de la central obrera. La mesa chica confluirá con los líderes del Frente de Lucha por la Soberanía, el Trabajo y el Salario, que sí participaron de las marchas en las que la CGT no estuvo y que, además, realizaron una propia el 25 de junio al Ministerio de Desregulación.

Aquella acción implicó un desafío a la conducción y la exposición de una escisión interna que todavía no termina de emerger en toda su dimensión y que se desenvuelve alrededor de dos ejes. Por un lado, las diferencias sobre el tipo de relación que debe mantener la central sindical con el gobierno y, por lo tanto, la negativa de un sector de gremios a la integración al Consejo de Mayo para entablar un diálogo que consideran agotado.

Por otro lado, existe una velada disputa con la mira puesta en la renovación de autoridades pautada para noviembre de este año que se exacerbó una vez que los triunviros Héctor Daer y Carlos Acuña anunciaron su decisión de no buscar una tercera reelección al frente de la CGT. La interna del peronismo también está presente a pesar del apoyo casi unánime a Axel Kicillof.

Rosca y poroteo

La decisión generó una suerte de acefalía interna y aceleró las negociaciones para definir la sucesión signada por el balance de casi una década de conducción en la que, tres gobiernos mediante, los trabajadores resignaron innumerables derechos laborales, poder adquisitivo y miles de puestos de trabajo.

La movilización de la UOM del miércoles a la Secretaría de Trabajo también fue un desafío a la conducción en tanto cuestionó con una acción callejera la negativa del gobierno de homologar paritarias ya acordadas y de imponer topes del 1% mensual a los aumentos salariales. Los principales gremios identificados con la mesa chica, como Sanidad, Comercio, Uocra y UPCN, por el contrario, aceptaron en los hechos la pauta del 1%. Camioneros, que está ahora bajo control de Hugo Moyano tomó idéntica actitud.

Relación de fuerzas

Más allá de la situación concreta de cada gremio en términos de ingresos y de su poder de fuego, lo cierto es que a esta altura nadie oculta que el titular de la UOM, Abel Furlán, busca alzarse con la Secretaría General de la CGT y, si fuera posible, dejar atrás el modelo del triunvirato que, reconocen desde todos los campos, resultó útil para garantizar la unidad pero no para el ejercicio de la conducción.

Lo cierto es que el escenario al interior de la CGT ya no es el de antaño. La otrora CGT Azul y Blanca, liderada por José Luis Barrionuevo y que nominó a Carlos Acuña para los últimos tres triunviratos, ya no cuenta con la fortaleza que le garantice un lugar en una conducción de ese tipo. La intención de disimular ese retroceso es lo que explica su reciente propuesta de poner fin a una conducción colegiada y apostar a un solo secretario general. Está por verse si la decena de sindicatos que controla están dispuestos a alinearse detrás del metalúrgico.

Así las cosas, hoy existen dos bloques más o menos definidos. De un lado, está el que promueve al Frente de Lucha y la candidatura de Furlán, en el que revisten la UOM, Camioneros, SMATA, La Bancaria y la poderosa Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) incluyendo los gremios aeronáuticos de un lado. Del otro, el de los referentes de la actual mesa chica integrada por los que supieron ser los “Gordos” y los “Independientes”, ahora “dialoguistas”. Allí destacan Sanidad, UPCN, Uocra, Obras Sanitaria y Comercio, entre otros.

El primer bloque asegura agrupar un mayor número de sindicatos ya que, además de los mencionados, computan los de la educación, los legislativos, el vidrio,  energía y otros superando, dicen, las 35 asociaciones.

Del lado de los “dialoguistas” se agrupa una menor cantidad de organizaciones pero que, por su tamaño, cuentan por sí solos con una mayoría de congresales que, en definitiva, son los que votan.

Este sector, sin embargo, con la renuncia de Héctor Daer carece de una candidatura definida. Es que, reconocen, Andrés Rodríguez, de UPCN, no tiene esa voluntad mientras que otros referentes como Armando Cavalieri, Gerardo Martínez o José Luis Lingeri, de avanzada edad, sufren un desgaste evidente frente a la opinión pública y los trabajadores. Quien aspira a agrupar ese sector detrás de su candidatura es el actual secretario de Prensa, Jorge Sola, dirigente del sindicato del Seguro cuyo pasado moyanista miran con recelo sus potenciales aliados. Allí, confían, “no vamos a dar ningún nombre todavía, no queremos quemar a nadie. La candidatura de Furlán no va a funcionar. Es difícil que tenga mayoría en el Consejo Directivo o en el contexto de un Confederal”.

Desde el bloque de enfrente reconocen contar, por ahora, con una minoría de congresales pero creen que no se puede conducir la CGT “con 20 sindicatos”. Apuestan a un escenario similar al de 2008, cuando Gordos e Independientes, con más congresales pero menos sindicatos, tuvieron que aceptar la nominación de Hugo Moyano.

Las CTA avanzan en su unidad con un programa

En un plenario conjunto, la CTA de los Trabajadores, que conduce Hugo Yasky, y la CTA Autónoma, bajo el comando de Hugo Godoy, aprobaron un programa común con “10 medidas urgentes para otra Argentina”.

El planteo busca confrontar con el gobierno de Javier Milei (titula “Ante la tiranía de Milei”) alrededor de algunos puntos reivindicativos y otro políticos pero, sobre todo, implica un avance en el proceso de reunificación de ambas centrales escindidas en 2010 como resultado del posicionamiento de sus dirigentes frente al gobierno de Cristina Kirchner.

El documento plantea un camino para “reconstruir el país desde el campo popular, con justicia social, democracia real y soberanía económica”. Para eso, ente otros puntos, plantean el “no pago de la deuda ilegítima y rechazar la estafa del FMI” así como el reclamo de salarios y jubilaciones mínimas “iguales a la canasta básica”. También exigen “una profunda reforma tributaria progresiva” e “impulsar la producción local y frenar la bicicleta financiera”, así como herramientas de control del comercio exterior y la unidad regional.

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