Vienen tiempos de dieta obligada para los sindicatos

Vienen tiempos de dieta obligada para los sindicatos

Están necesitados de dar el talle ante el avance de la flexibilización y el ajuste.

 

Además de cantar la marcha peronista al final de la mayoría de sus actos, los jefes del sindicalismo estarán obligados a repasar la estrofa que reza, “todos unidos triunfaremos”, ante lo que presagia la estrategia del Gobierno en el terreno laboral. Y no será la meta exigente de la victoria, sino de salir más o menos airosos. El escenario de los sindicatos y las divisiones expuestas o maquilladas no constituyen el marco indicado para tratar de defender los derechos vigentes, o recuperados, como alguna vez sentenció Juan Schmid, uno de los integrantes del triunvirato.

A comienzos de diciembre y en el fragor del impacto que detonó en la Casa Rosada por el proyecto de Ganancias que aprobó la oposición, el presidente Mauricio Macri estalló públicamente. Brindis en Olivos mediante, algo protocolar como devaluaron algunos asistentes, se asegura que la recomendación de “tranquilidad” que le acercó con ironía Héctor Daer, otro integrante de la conducción tripartita cegetista continúa vigente.

En la marcha de protesta a la cámara Adimra para exigir el bono de fin de año, que encabezó Antonio Caló el jueves pasado, ante la consulta de BAE Negocios el metalúrgico respondió que el movimiento obrero tomará un “impasse” hasta marzo, pero lejos de serenidades, habrá pausa para el impulso.

“En marzo nos sentaremos con el Comité Central Confederal, para decidir qué haremos de ahí en adelante. Veremos si el nuevo ministro de Hacienda acierta con la economía. Hacer futurología a corto plazo no es recomendable. Todavía lamentamos haber acertado lo que veíamos venir en 2015 con este modelo económico y el 2016 nos demostró que estábamos acertados”, resumió Caló.

Tanto el jefe de la UOM, como Luis Barrionuevo y hasta Hugo Moyano, analizaron los pasos futuros. Se dijo y está vigente, los tres no pierden peso específi co en la CGT, más allá de que respalden al triunvirato, sobre todo porque saben la temperatura y la presión que significa el mando de la sede de Azopardo. Hablando de marzo, en paralelo a la efervesencia sindical del cierre de 2016, en la necesidad de sumar poder de fuego, no sería para descartar que la Corriente Federal (CFT) que lideran Sergio Palazzo (Bancarios), Héctor Amichetti (Gráfi cos) y Horacio Ghilini (Sadop) eleve su nivel de sintonía, hoy mínima, con la actual estructura y conducción de la CGT que integran, el pronóstico de ajuste y flexibilización recomienda, hacerle caso a la marcha que cantó Hugo Del Carril, “unidos”, se resume.

La reforma de Ganancias fue una aspirina apenas para los sindicatos cuyos afiliados cobran sueldos “aceptables”, pero la caída de la industria y la construcción, la agonía de las pymes y el parate de la construcción exigen defensa constante.

Otras señales al respecto aparecen en el sector de estatales y educación, bajar el déficit, como remarca el Gobierno y el nuevo equipo económico es ajuste y cesantías, en la traducción sindical. Lo remarca por lógica la decisión de UPCN para sumarse con una huelga al conflicto en el ministerio de Educación por los 400 despidos y el corte de 2.600 contratos. UPCN, liderada por Andrés Rodríguez, hombre de fluído diálogo con la Casa Rosada, decidió no dejarle el protagonismo exclusivo a ATE, conciente de los nubarrones que se avecinan, no solo para los convenios colectivos que se pretenden aggiornar o minimizar desde Cambiemos.

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Y la postdata picante la dejó Pablo Moyano, respecto del desafío que planteó el nuevo titular de Hacienda Nicolás Dujovne al contarle las costillas de los derechos de Camioneros y su impacto en la materia costos laborales que pretende recortar. El adjunto de los choferes resumió que si la intención es la “guerra a Camioneros”, esa fuerza estará preparada para el cruce.

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